Una mansión es una casa grande. La palabra en sí es de origen francés antiguo, del latín mansio "vivir", un sustantivo abstracto derivado del verbo manere "vivir". La palabra inglesa manse originalmente definía una propiedad lo suficientemente grande como para mantener a un párroco, pero las mansiones ya no son autosuficientes de esta manera (compárese con las villas romanas o medievales). Manor proviene de la misma raíz: un dominio otorgado a un señor que "se quedaría" allí. Villas renacentistas como Villa Rotonda cerca de Vicenza fueron la inspiración para muchas mansiones posteriores, especialmente durante el período de industrialización. Después de la caída de Roma, se suspendió la práctica de construir villas sin fortificaciones. Hoy en día, las mansiones habitadas más antiguas del mundo solían comenzar como casas fortificadas en la Edad Media. Los siglos dieron paso a la comodidad a medida que las condiciones sociales cambiaban lentamente y se reducían las fortificaciones estables. Las hermosas casas se vuelven elegantes en lugar de sombrías y aterradoras, lo que permite que florezcan las mansiones modernas.